lunes, 20 de octubre de 2008



La pobreza se refiere a la insatisfacción de necesidades que aseguran la integridad física y psíquica de las personas. Hacemos alusión a las necesidades de todas las personas que por el solo hecho de compartir la condición de seres humanos tienen el derecho a satisfacer, como la vivienda, la asistencia médica, la educación, la alimentación, o el acceso al agua potable.

La desigualdad entre países, es la característica que mejor define al mundo actual. La globalización, lo dividió en dos: países ricos y países pobres, o del primer mundo y tercer mundo.

Las diferencias más notorias entre uno y otro, se dan en el proceso económico, educativo, de salud, informático y de bienestar social.

En el primer grupo acceden a la tecnología, comodidades, vestimenta, autos, deportes, educación y salud de avanzada: internet en todos los hogares, teléfonos móviles para cada miembro de la familia, ropa de marca y lujo, descubrimientos médicos, universidades de nivel académico de excelencia, casas manejadas por computadoras, etc.

En el segundo grupo, carecen no sólo de todo lo enumerado anteriormente, sino de las cosas básicas y elementales, como agua potable, cloacas, vivienda digna, trabajo, servicio básico de salud y medicamentos, educación básica y alimentación.

Tanto unos como otros sufren la pobreza, aunque de manera diferente. Para el primer grupo podemos referirnos a POBREZA DE ESPÍRITU, reflejada en solo obtener placer a través de las cosas materiales (computadoras, celulares, vestimentas, looks de última moda). Todos van igual vestidos, peinados, compran las mismas marcas, ejercitan su cuerpo no por salud, sino por estética, son víctimas de una sociedad de consumo, que los deshumaniza. ¿Dónde se ubica aquí el ser humano, como potencia capaz de desarrollarse, cómo se nutre y cultiva su espíritu, cuánto se preocupa por el otro, o tiende una mano solidaria??

Para el segundo grupo podemos hablar de POBREZA FÍSICA, con una conciencia muy clara que del otro lado del mundo hay una vida diferente, con seres humanos que acceden a todo lo que ellos carecen. Ello no puede generar otra cosa que frustración, odio, violencia, desesperación, guerras y muertes. Y no es poca cosa decir que son 3000 millones de personas, sufriendo y padeciendo este sentimiento de injusticia y desolación, sin un futuro para vislumbrar, sin camino de mejorar.

Por eso sería bueno reflexionar, sobre que mundo deseamos tener. Seguramente ni en un extremo ni en el otro, equiparar tampoco es fácil, ni está en nuestras manos. Una distribución mas justa de la riqueza, un mundo con menos explotación y trabajo infantil, con sistemas de salud para todos por igual, requiere de mentes abiertas al cambio, que dejen sus intereses personales de lado, en bien de toda la humanidad.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente articulo lo pondre en myspace

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, muchos saludos desde Chile!

Anónimo dijo...

Muchos saludos, muy interesante el articulo, espero que sigas actualizandolo!